Los residuos se guardarán en contenedores o bidones aptos para evitar el derrame accidental de los residuos, en unos casos, y dependiendo de la naturaleza del residuos, éstos podrán estar tapados o no. Normalmente los residuos pulverulentos y los líquidos suelen estar tapados. Los contenedores llevarán una pegatina u hoja identificativa con el residuo almacenado, así como la última fecha de recogida. Dichas etiquetas deben ser proporcionadas por el gestor o recogedor transportista de los residuos peligrosos.
Dentro del almacén debe haber medios suficientes para controlar incendios o derrames involuntarios: extintores, tierra o elementos inertes.
Obvia decir que los almacenes de residuos peligrosos deben estar situados en una zona tranquila, sin tránsito, para prevenir accidentes con la maquinaria industrial.
Respecto a la gestión del día a día del almacén, el titular de los residuos debe contar con los registros de producción y retirada de los residuos peligrosos. Dichos documentos pueden ser requeridos por la autoridad competente en cualquier inspección que tenga lugar. Así mismo, el contrato con el gestor de residuos o el recogedor transportista debe estar actualizado y en vigor.
Si por causas excepcionales la cantidad de residuos no fuese grande y el titular de los mismos decidiese no entregar sus residuos en el plazo estipulado de seis meses, podrá obtener una prórroga del almacenamiento del mismo por un periodo máximo de otros seis meses previa aprobación del organismo competente.
Presentación de un proyecto ante el organismo ambiental competente donde se especifiquen los ratios de residuos a producir, las características y planos del almacén y los contratos de retirada de los residuos.
Contamos con más de diez años de experiencia en la redacción y tramitación de proyectos de índole ambiental.
Tramitamos el proyecto ante la administración hasta conseguir su resolución aprobatoria.